En
1993, Sheryl Crow, lanzó al mercado
su primer álbum solista titulado Tuesday
Night Music Club, realizado con un grupo de músicos de sesión, con el cual,
tuvieron varios hits en las listas de popularidad y vendieron millones de
discos, gracias a las canciones pegadizas pero de buena manufactura.
Para
el año de 1996, Crow editó lo que
sería su disco más aclamado y exitoso de su carrera, el homónimo, Sheryl Crow, que inmediatamente la
posicionó entre las cantautoras más reconocidas de la industria en la década de
los noventas, encabezada por Alanis Morissette, y entre algunas artistas de renombre como Björk y PJ Harvey, así
como en el boom de bandas lideradas por mujeres como The Cranberries, Garbage, The Cardigans o No Doubt, solo por mencionar algunas.
En
la grabación y producción del disco, prácticamente Sheryl Crow, grabó todos los instrumentos y lo produjo sola, con
ayuda en coros de Neil Finn (Crowded
House), lo anterior, debido a la diferencia que tuvo con sus músicos de
sesión y a la inquietud de Crow, por
crecer como compositora, autora y cantante.
En
Sheryl Crow, se nota la maduración de
la artista, se le nota más segura en su canto y sus cualidades compositoras
mejoraron bastante en comparación con el primer álbum, las experiencias
aprendidas en giras, presentaciones en vivo y colaboraciones con artistas como Michael Jackson, Don Henley, Belinda
Carlisle y Stevie Wonder, se ve plasmada, brindando un puñado de excelentes
melodías pop.
Sin
dejar de lado sus influencias folk y country, Crow logra amalgamar otros sonidos que encajan a la perfección en
su propuesta como el pop, alternativo, rock, blues, y ligeros toques de
electrónica y hip hop, todo funciona a la perfección, obteniendo como resultado
un álbum sumamente atractivo y para nada aburrido.
Las
letras tocan diversos temas como los ovnis en el tema de apertura, “Maybe
Angels”, en la cual evoca a los ángeles, y con esa influencia notoria de Led Zeppelin, es la apertura perfecta
para mostrar esta nueva etapa de la cantante; “Redemption Day”, es una canción
de protesta contra Estados Unidos y
su guerra en Bosnia, al puro estilo
de country folk con sombras de Bob Dylan,
versionada posteriormente por Johnny Cash,
para su álbum póstumo de 2010, American
VI: Ain't No Grave; “A Change Would Do You Good”, que habla sobre los
cambios de la vida, una canción alegre y pop, fue sencillo y uno de sus dos videos
fue dirigido por Michel Gondry.
“Home”,
último sencillo del álbum, con una letra en la que habla acerca de envejecer y
estar enamorado basada en experiencias propias de la cantante, considerada
entre sus mejores composiciones, balada con arreglos country, “Sweet Rosalyn”,
con sonidos disco, dejos de The Rolling
Stones, canción pop, en la que resalta su voz, “Hard To Make A Stand”, la
lírica hace referencia al aborto, single del disco, el video promocional fue
dirigido por Matthew Amos, conocido
por su trabajo con Primal Scream (Rocks,
Movin’ On Up, Damaged), Stereo MC’s
(Connected, Step It Up), Jesus Jones (Right Here Right Now), Blur (There’s No
Other Way), entre muchos otros; “Love Is A Good Thing”, nuevamente retoma
la crítica social y ataca contra la venta de armas en las tiendas de Wal-Mart, por lo cual, fue vetada y
prohibida la venta del álbum en la tienda departamental; otro sencillo fue “Everyday
Is a Winding Road”, es una pieza que brilla por sí sola, con sonidos funky y
blues, fue el segundo single y uno de los más exitosos del álbum.
Los
temas encargados de cerrar el disco son: “Oh Marie”, canción country,
“Superstar”, sonido rockero californiano setentero, “The Book”, es oscura con
ambiente opresivo muy diferente al resto del material pero que no desencaja y
se acentúa el uso de las cuerdas, “Ordinary World”, estilo bluesero, y
finalmente, “Sad Sad World”, balada country, como extra se encuentra una
versión acústica y alternativa de “Hard To Make A Stand”.
Sheryl Crow, incluye la pieza más famosa de trayectoria,
“If It Makes You Happy”, primer single y punta de lanza para abrir el mercado
para Crow, la canción es reconocida y
aclamada por el público y mostró en su momento el lado fuerte y rockero de Sheryl, su base de rock alternativo, aunado
a la imagen fuerte de la artista con mirada retadora y sus colores brillantes,
la composición es una de las canciones emblemáticas de la década y el video
tuvo gran rotación en el entonces MTV.
Este segundo álbum es el punto álgido de Sheryl Crow, mediante el cual, alcanzó la madurez artística y el éxito comercial, dejándola en la historia musical como una representante de la década de los noventa, con un álbum completo y digno de ser escuchado.