Con Dirt (1992), Alice In Chains
alcanzó una madurez musical impresionante, ya venían empujando fuertemente en
la escena noventera con su álbum debut Facelift (1990), y el grunge vivía su
apogeo gracias a la popularidad de Nirvana, por lo que la banda aprovechó esta
ola y sacó su material más conciso, que fue bien recibido por el público y la
crítica.
De los exponentes dominantes
de la escena de Seattle (Pearl Jam, Soundgarden), Alice In Chains fue
la banda más metalera de todas, tomó el lado más oscuro de Black Sabbath, lo
combinó con riffs poderosos, letras lúgubres y deprimentes, llenas de problemas
personales y una magistral voz que podía ir de la calma a la ira rápidamente,
en conjunto lograron ese sonido tan característico de la banda, plasmado a lo
largo de la placa.
La producción abre con “Them Bones”, un grito contundente que asemeja un golpe fuerte en la cabeza y nos introduce a un mundo sumergido en la oscuridad y depresión; a través de las 13 canciones que conforman el disco, podemos notar a un personaje adicto a las drogas, que se sabe de su situación, pero por gusto, comodidad o imposibilidad no puede salir de su estado, Layne Staley y Jerry Cantrell compositores del grupo, tocan temas como el vacío y soledad de las relaciones fallidas como en “Rain When I Die” y “Down In A Hole”, incluso en esta última comparten las vocales y debido a su semejanza de voz le imprimen un estilo único dentro del rock; también en “Would?” hacen un homenaje a su amigo Andrew Wood, amigo de la banda, vocalista y líder de Mother Love Bone, fallecido unos años antes, esta canción fue elegida también para promocionar la película Singles (1992) de Cameron Crowe, en la cual, la banda también actúa; “Rooster”, canción compuesta para el padre de Jerry Cantrell, quien combatió en la guerra de Vietnam, y trata de reflejar las ansiedades y miedos producidos por un conflicto bélico, lo cual, va muy a tono con la temática del material discográfico.
Un tema recurrente es el uso de drogas reflejado
claramente en “Sickman”, “Junkhead” y “God Smack”, incluso a partir de
“Junkhead”, canción número 7 en el orden del disco y hasta la 12 “Angry Chair”,
se pueden hilar y contar una historia de alguien que comienza con el disfrute
del consumo de sustancias pero al llegar a la última canción, este personaje pelea
con sus demonios internos y se siente amarrado a una silla, de la cual no puede
escapar a pesar de los intentos que haga; dentro de esta serie de canciones
existe una colaboración interesante del bajista de Slayer, Tom Araya, la
canción titulada “Iron Gland” o “Intro (Dream Sequence)” o sin título,
dependiendo de la versión del disco.
El álbum vendió millones de copias
en todo el mundo, a pesar del tipo de música y lírica que se contiene, tal vez,
por la popularidad del género, sin demeritar la calidad del material, lo que, a
su vez, fue contraproducente para la banda debido a que Layne Staley, cayó
nuevamente y de manera más fuerte en la adicción a la heroína y que a la
postre, le daría la muerte.
El legado de Dirt y Alice In
Chains es innegable, es de esas pocas bandas que puede navegar entre los fans
del metal, del rock, del grunge y salir bien librado, es un álbum redondo, y
una pieza fundamental para la música de los noventa y para comprender la
evolución del rock en general. Es la obra maestra de Alice In Chains. Larga
vida a Dirt.
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