The
Fat Of The Land, tercera producción de la banda británica The Prodigy, es una explosión sonora, además de ser un gran
exponente del popular big beat junto a The Chemical Brothers y pieza fundamental dentro de la música electrónica de la
década de los noventa.
The Prodigy tenía cierta popularidad en la escena rave y
eran respetados por el público y la crítica, pero con este álbum decidieron ir
más, para empezar, es el primer disco donde el bailarín Keith Flint, tomó de lleno las vocales, lo cual fue un gran
acierto, ya que le imprimió toda la fuerza y energía para que la banda cambiara
el rumbo, ya que, no solo los seguidores de la electrónica se impactaron por el
cambio, sino que aficionados al rock comenzaron a ponerles atención, puesto
que, su imagen inspirada en el punk, le ayudó a impregnar una actitud dura,
directa e incendiaria al grupo, además, a partir de aquí, el grupo comenzaba a
dejar de lado la palabra “The” y se presentaban como Prodigy, y su logo ahora característico (la hormiga), surgió en
este momento.
La
imagen de la banda fue reforzada por los videos de los sencillos dirigidos por Walter Stern, “Firestarter” y “Breathe”,
quien supo sacar el lado oscuro y rabioso, así como el polémico video de “Smack
My Bitch Up” dirigido por Jonas Åkerlund,
quien presentaba, a un individuo en primera persona viviendo al extremo y en
forma decadente, dicha canción y video fueron censurados en su momento, y
siempre ha estado rodeado de polémica, tachándole de misoginia.
La
producción del líder, Liam Howlett es
acertada, debido a que, le inyectó el tempo necesario a las canciones, otorgándoles
fuerza a cada una de ellas, y sin dejar respiro durante los 56 minutos de
duración del disco, además, utilizó samples con gran precisión como en la
mencionada “Smack My Bitch Up” con “Bulls On Parade” de Rage Against The Machine, el mega famoso riff de “Firestarter”
surgido de “S.O.S.” de The Breeders o
en “Funky Shit” con sample de “Root Down” de Beastie Boys, también hace un cover de “Fuel My Fire” de L7; y no conformes con todo lo anterior,
cuenta con invitados como Saffron frontman
de Republica para aportar su voz, en
la última canción citada, o Crispian
Mills de Kula Shaker, quien creó
las letras y puso su característica voz a “Narayan”.
Este
es un pilar esencial para entender la evolución de la electrónica, siendo muy
apreciado por el público y la crítica especializada, es un álbum energético de
gran calidad musical con una actitud vertiginosa, además que, 25 años después
de su lanzamiento no ha envejecido, convirtiéndose en una pieza atemporal.
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