A
finales de la década de los 80’s y principios de los 90’s, se dio un boom, con
la música electrónica, se estaban gestando diferentes vertientes en la escena,
que si bien, no era un género nuevo, estaba a punto de vivir un momento de
auge.
Dentro
de esas vertientes, se encontraba el recién retomado ambient, el cual, muchas
personas, la consideraban como música relajante, o simplemente, la que podías
poner después de una noche dura de fiesta, y comenzaron a surgir DJs, que
establecerían nuevos estándares y a quitar etiquetas, de los primeros en
realizarlo, fueron The Orb con su
sorprendente álbum debut Adventures
Beyond The Ultraworld (1991), con el cual, propusieron nuevas reglas al
género utilizando sonidos citadinos, voces femeninas, samples y ritmos.
Asimismo,
uno de los DJs, si es que así se le puede denominar, es Richard D. James, británico que, en 1992, lanzó su primer álbum Selected Ambient Works 85-92, con este
disco comenzó a llamar la atención en la escena, ya que era una recopilación de
canciones que tenía guardadas y que no tenía la seguridad ni intención de
publicarlas, puesto que, solo las repartía entre sus conocidos y amigos.
Para
1994, publicó su segundo álbum, Selected
Ambient Works, Vol. II, y nuevamente, es una recopilación de canciones
producidas y creadas por él, en el que, tomó elementos del trabajo realizado
por Brian Eno, a finales de los
setenta, pero los llevó varios pasos más allá, y distó mucho del sonido de su
primer intento.
En
este material, James, da rienda
suelta a su imaginación o mejor dicho a sus sueños, ya que, según él, la
composición del álbum la realizó plasmando sus sueños lúcidos, por eso ninguna tiene
ritmo, cuya marca inconfundible es la austeridad de sonidos.
Cada
una de las canciones pareciera ser sacada de la retorcida psique de la mente
humana, a lo largo de la duración del álbum doble, que ronda las 2 horas y
media, se establece un ambiente oscuro, tenso, el cual evoca a una pseudo paz,
a una calma relativa antes de que llegue la catástrofe, tiene momentos tensos, pero
relajantes, disfrutables, provoca silencios incómodos.
La
música de esta producción nos lleva a viajes internos, profundos, pero al mismo
tiempo, la disfrutamos mientras hacemos viajes hacia la naturaleza, tiene esa
sensación de soledad, de aislamiento, de cada uno de los sonidos, está pensado
y calculado, es fría como seres inertes que no expresan emotividad o sensación
alguna, pero al mismo tiempo es cálida pero sumamente abrasiva.
La
mayoría de las 24 canciones que conforman el álbum (pueden ser más o menos (23-27),
dependiendo de la versión y el formato que se tenga), son composiciones
“orgánicas”, largas en su duración, y ninguno de los tracks, posee nombre
propio, se pueden distinguir por el número consecutivo, y en el arte del disco,
se diferencian por los símbolos que el propio artista les puso a cada una de
sus composiciones, excepto “Blue Calx”, que había aparecido anteriormente en
una compilación de música ambient de 1992,
The Philosophy Of Sound And Machine, sin embargo, los títulos de las
canciones eventualmente agregados de manera no oficial por Greg Eden un miembro del IDM
y empleado eventual de Warp Records,
gracias a él, si uno mete el disco a la PC, automáticamente aparecerán los
nombre de los temas.
Todo
lo anterior, es lo que nos remite la segunda producción de Richard D. James, mientras utiliza su seudónimo favorito Aphex Twin, nombre que, gracias a esta
producción, se convirtió en un artista conocido pero que realmente sabemos
pocos datos acerca de él, así como su obra, es enigmático.
Aphex Twin, fue de los pioneros del movimiento de la
música electrónica conocido como IDM (Intelligent Dance Music), de entre los
que destacan son los mencionados The Orb,
Boards Of Canada y Autechre.
La
portada del disco es el logo distintivo de Aphex
Twin, señalada como una reliquia como si una nave extraterrestre, marcara
desde los cielos a una pirámide establecida en el desierto, como si
pertenecería a un futuro pasado.
El
legado de Aphex Twin y su Selected Ambient Works, Vol. II, es tan
grande y profundo que, agrupaciones como Radiohead,
lo han señalado como una influencia directa de su música, y esto es palpable en
sus producciones Kid A (2000) y Amnesiac (2001).
Cuando
el álbum fue lanzado, fue destrozado por la crítica, pero extrañamente fue bien
recibido por la audiencia, sin tener ningún sencillo pop para la industria
llegó a vender una cuantiosa cantidad de copias en el Reino Unido.
En
la actualidad, es de los álbumes más aclamados del artista, y que poco a poco,
fue ganando un estatus de culto, siendo influencia para muchos artistas y
agrupaciones, se ganó el respeto de la industria, dejando para la posteridad un
álbum sumamente intrigante, inquietante, pero a la vez importante para la
industria.
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